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EL MESTIZO. poesía, opinión; sociología grotesca

EL BORBÓN

Cualquiera que indague en la historia es capaz de hacer un repaso por lo mucho que han “hecho” (sobre todo para ellos) la famila Borbón en este país, Estado o nación que llaman o llamábamos España. Que en el siglo XXI tengamos que aguantar una monarquía que campa a sus anchas, que tiene a de una docena de miembros viviendo de todos nosotros manda huevos.


Y esto viene al hilo del cumpleaños del primogénito (en el Egipto de Moises hubiera pasao las de Caín) Y aunque no es tan campechano como el padre, las marujas y los entretienevallas de este país le adoran y lo quieren pa Rey.

 

Poco importa las propiedades, sociedades y chanchullos que van saliendo entre viajes, rubias, fundaciones y demás mandangas. Poco importa que la Constitución Española no se cumpla ya a partir de su título 2. Poco importa que a la hermanita del susodicho ni siquiera le tomen declaración por el caso del “cuñadísimo”. Poco importa el “no lo volveré hacer más” hasta que lo vuelva a hacer. Poco importa ya lo que diga yo a estas alturas de la película o lo que escriba un articulista barato apoyado en la barra del bar.

 

Tampoco nos pueden convencer las mayorías de las que tanto hablan los medios (afines en su gran medida). Porque mayoría podría serlo también el grupo amplio de televidentes de Tele5 y no por ello voy a considerar que esa bazofia es una televisión digna. Porque mayoría es la que votó al Zapatero o luego al PP y a los hechos me remito – no coment- .

 

Una cosa sí que le agradezco al “futurible”. En cuanto sale por el “parte” la noticia de que cumple años me acuerdo que es el cumpleaños de mi amigo Vicente y le mando algún mensaje porque no somos mucho de felicitarnos en persona.

 

Mientras a uno le cantan “las mañanitas” disfrazados de mariachis el otro (mi amigo, quiero decir) se levantará temprano a trabajar. Y de lunes a sábado intentará llevar a buen puerto los viajes y su familia. Despertará a Martín dándole un beso y se acordará de lo “cabroncetes” que son sus amigos cuando lea su perfil del Facebook.

 

Porque por mucho que nos engañe la Constitución aquí no somos todos iguales. Nosotros Vicente somos “mejores”. Y aunque no le cambie al principe ni un pestañeo, no deja de ser paradójico que sea más que nadie por apellidarse así.

 

Y claro, viendo los sobres del PP y las gaviotas revoloteando entre su propia basura, hasta a un Borbón lo acaban haciendo bueno. 

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