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EL MESTIZO. poesía, opinión; sociología grotesca

Pajaritos que silban y espíritus santos

A pocos se les escapa la ida de cabeza de algunos mandatarios internacionales. A mí personalmente que un tipo llamado Maduro diga que habla con los pajaritos y los espíritus de Chavez me hace algo de gracia. Claro, que no hace ni puta gracia que sea tan real, tan grotesco. A la gente de la postmodernidad se nos ha debido ir definitivamente la chaveta. Solo hay que ver los cuatro modorros que van de progres izquierdistas con el avatar de compañía con foto de Chávez, Maduro o la madre que los parió.

Pero tampoco se me escapa que hay una secta que lleva dos mil años con la milonga que un señor resucitó, que su madre lo tuvo por gracia y obra divina y que sus jerarcas hablan e intermedian directamente con el santísimo, que encima es uno y trino (cáscatela). Millones de personas creen o quieren creer en esas milongas. Tan surrealistas como la del venezolano. Incluso son capaces de creer que el colegio cardenalicio (con minúsculas) elije al papa (con minúsculas) porque el espíritu santo (seguimos) les inspira e indica el voto. La geopolítica y la estrategia de los hombres no deben de tener nada que ver, suponen. Acojonante. Aunque peor es lo de esa inepta ministra de un inepto gobierno que para acabar con el paro prefiere rezar a la blanca paloma. Cágate lorito. Y el islam de la morería, de Arabia o de Pakistán no se queda a la zaga. Mil y muchos años pensando que dios escribió un libro a través de un profeta y que todo se esconde entre sus letras que además son sagradas (claro, las escribió dios). Las leyes, los juicios, la vida… Convirtiendo todo lo que tocan en una especie de rito trasnochado donde las mujeres no ocupan lugar, donde la única salida es el estado religioso y donde para beber en los ríos de miel es mejor envainarse en cuatro petardos que mirar fijo a los ojos del prójimo buscando la empatía, la solidaridad o el perdón.

Todos parecen estar con la razón de su lado. Todos rezan en el mismo campo de fútbol buscando la experiencia divina. Pero incluso ahí, donde Maradona es dios, siempre hay un valiente Goikoetxea que le baja de un plis-plas a la más cruda realidad. 

Es curioso como en una época en la cual se supone que hay más gente formada las preguntas trascendentales surgen y nos devoran tanto o más que antiguamente. La gente quiere encontrar lo inexplicable. Así acabamos convirtiendo la realidad en una especie de programa de Cuarto Milenio. 

Todo este análisis blasfemo (según ellos) me conducirá a los infiernos. No beberé en los ríos de miel ni me esperarán mozas jóvenes y lozanas. No probaré la gloria que se esconde tras las puertas de Pedro. 

Así han salvado vidas muertas que esperan redención durante toda nuestra historia. El miedo, como el neoliberalismo o el pseudosocialismo, es la píldora inefable que crea monstruos. Y esos monstruos, cargados de temor, son capaces de matar su madre tierra por cuatro duros o por una mentira poco piadosa disfrada de dioses inexistentes.

1 comentario

Manu -

Soberbio.