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EL MESTIZO. poesía, opinión; sociología grotesca

El sinvergüenza

Que España (o como se llame) está llena de sinvergüenzas es una verdad de perogrullo. Que la clase política tiene el más alto porcentaje de “sinvergüencería” también. Que millones de españoles apoyan dicha situación con el voto a los mismos más que obvio es triste y lamentable.

 

El otro día, en una de las muchas manifestaciones a las que hemos acudido los excurritos de a pie (algunos ya le dábamos por el saco al Zapatero, otros son nuevos de este último año) vi a un individuo que me llamó la atención. Y mucho. Un individuo que se pasó ocho años de su vida de presidente de comarca. Ahora gasta pelo teñido y tiene sonrisa de pastilla azul. El expolítico en cuestión se armaba con un pito contra los recortes y participaba de la multitud. Cuando se lo comenté a un excompañero de trabajo no daba crédito. –Es un sinvergüenza- me contestó.

 

Un sinvergüenza que dejó una institución pública en una situación lamentable en cuanto a ambiente laboral, gestión interna y externa y posibilidades de desarrollo.

 

Un expolítico, por tanto, que es culpable, cómplice y partícipe activo de la situación en la cual nos encontramos actualmente en nuestro país (o Estado, como les venga en gana). Un expolítico que pocas veces fue criticado por la opinión pública ni por los medios de ¿comunicación? Que pagó religiosamente la publicidad oportuna con dinero de todos para que eso no ocurriera.

 

Salió de rositas. Uno de tantos de ahora, ayer y siempre. Y ahora el ciudadano indignado tiene que aguantar que gente como él se suba a un carro que no es el suyo porque, por lo visto, le han quitado la extra de navidad (45000 mil al año que se llevaba por ir poco más de una vez a la semana a ¿trabajar?). Cuando ves a culpables así a tu lado te dan ganas de AK47. Para otro día hablamos de los pseudocapullos que se apropian de banderas.

 

Al angosto personaje le traiciona su mirada. Una mirada pobre y gris del que cree no haber roto un plato. Al angosto personaje le deberían de pedir responsabilidades por lo mucho hecho (para mal) y lo poco hecho para el desarrollo de su territorio. Todo ello amparado por Psoes de todas tintas y colores . La mirada de un irresponsable, de un vividor de la política que pasó con pena y sin gloria por el asqueroso montaje de jerarcas y partitocracias.

2 comentarios

Pascual -

Es siempre lo mismo, pero algo habrá que hacer, pensemos, porque estos de los que aquí nombras están a espuertas y no veas los que hay para entrar.
Ellos tienen todos los calificativos que les queramos poner, pero ¿y a los que les votan?, ¿que calificativo les aplicamos?.

Ángel -

ja,ja,ja,ja que grande el angosto peronaje...