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EL MESTIZO. poesía, opinión; sociología grotesca

RAFAEL ROJO LIBANÉS. ACTO IV

         “ ... la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de loas acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.” 
Examen de la obra de Herbert Quain, de Jorge Luis Borges.
 I 

Parece imposible que te extrañe. No derramaré ni una sola gota del café, pero sí las

 
lágrimas...
 II 
jueves trance. medianoche, el sonido de la hora...
 Llanto rápido.El ruido te confunde.Vuela golondrina, negra,no ocultes el plácido amargor del ruido.Vuelca en rabia la desdicha ajena,
¡suena!.
 Oh plegaria altisonante.Ciénaga de humus que desvaría,
¡cae!.
 Late el despertar hemofílico la sangre,no coagula en el baño impunede angustia,
¡late!
 Días grises, nubes grises, agua gris,
¡sangre!, ¡sangre!.
 Puño estúpido que roza,salpica, el turbante de una villade terciopelo que duermecon savia, tibia, que cae de los árbolesdormidos también
por procesionaria vellosa y urticante.
 Destruye al silencio la catástrofe.Vino agridulce en la amarga pasión.No hay muerte, sólo,
¡sangre!.Que cae, que hiere.
 Oh pupilas desgarradoras del viento frío,de la noche  entera, del vientre cálidode una madre uterina,del camino; gólgotas anónimos.Oh plegaria, sarnosa de ruido,extravagante, atroz, benévola, tocad,
malditos, ¡danzad!, las guerras, mundos aparte.
 Llora el madero y el sudor se muestra,
luminosamente tenue.
    Rancios despertares, aies, aies, ¡aies!¡!!aies!!!estallan, caen , las estrellas.Prodigio inmutable,siglos negros.Respirar la asfixia, tocad, malditos,
todo es sangre.
 Reíd la impertérrita risa galopanteentre las huestes cristianas, perdones, perdones,mientras derramas tus gotas sonido,¡compases!.Gracias eternas mientras la lunatambién cae, ¡cae!.Encima del pasional estruendo, ¡cae!.La mañana no se corta.La piel espanta el fantasma,los sudores se alargan,en la clara madrugada,los truenos piden favores, tocad,malditos, tocad, pedid en la noche,
abominable.
 ¿Queréis perdón?, ¿queréis amor?, ¡NO!,¡queréis sangre!, ¡tocad!.La espuma arde en las bocas, serias,meditabundas, soaces.¡Tocad!.Cristo en tierra pide clemencia,
angustia de pecadores.
 Rancios ayunos de terceroles, ¡tocad!¡sangre!.Volved el vuelo, el viento aún sopla,más fuerte.El odio se repite, repicotea con ganas, de ganar: ¡pierdes!.La madera vibra.Son extremidades.¿El cuerpo?, se desvanece, efervescente,en el agua de la tormenta.¡Tocad!, ¡malditos!, hervir la sangre,los atriles, las flores, la madre.Hervir el compás, malditos, !tocad!.Que mañana el mundo nace, chirriante,orgullosamente irracional,malditos, ¡tocad!, que es la noche, media,
y no quiere despertar.
   
III
 Amanece, el gallo canta, ágiles al ramal,se suben,
pajarillos que pían.
 Pían,que del pío de piar pió,pió piando con el pío.¡Pío!, ¡pío!, pió,
mañanero el pájaro pillo.
 Y tardana, la urraca (o el cuervo),¡cruaj!. Pió piando.Graznido lo llaman,Pío de la urraca que pió.

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