EL MEDIO RURAL DESPOBLADO; SECTOR ESTRATÉGICO
Hablábamos hace unos días de un nuevo Fuero para los pobladores de Teruel. Algunos dirán que tanta reflexión nos conduce a locuras transitorias, a estratagemas utópicas que poco tienen que ver con nuestros tiempos, estos tiempos de la rapidez, del crecimiento infinito.
Suponen que no crecer, mantenerse, buscar la calidad de vida, son historias de venta difícil. Qué lastima, pienso yo, en este mundo en el que subvencionan bancos. Quién nos lo iba a decir.
Y a pesar de que muchos estudios compartan la visión cultural de la despoblación (la gente se marcha por razones culturales), en la cual no intervienen infraestructuras, ni economía, ni empleo… los políticos y las gentes siguen insistiendo en macroproyectos como panaceas de futuro. ¿Por qué? Elemental; por simple populismo, porque vende más, porque en estos sueños de “Jaujas” nos acabamos vendiendo por cuatro duros.
Y, puestos a esgrimir motivos de resistencia, ¿por qué no proponer al Estado que el Medio Rural sea tratado como un Sector Estratégico? No se rían, no, señores y señoras. No todo es esa visión urbanita de que el medio rural está subvencionado. Hablemos del territorio como lo que es, un sector importante, que gestiona nuestro medio ambiente, nuestra vida pasada y futura. Y no sólo como “neocolonialismo de interior”, tan presente en la mentalidad híbrida urbano-rural, en la cual priman los recursos energéticos, mineros, de agua, etc… sino como un pensamiento más global, relacionándolo con Convenios como el Europeo del Paisaje y esas grandes legislaciones que NUNCA acaban legislando lo suficiente porque nadie las vigila. La legislación del medio rural siempre acaba siendo legislación de segunda.
Los valores de este nuevo Sector Estratégico no son sólo los económicos, ni deberían serlo. Son los valores del sentimiento, de la cultura, del patrimonio, del medio ambiente, de la historia, de la agricultura… Esas cosas que, dicen, no nos dan de comer. Y, me pregunto.., ¿una vez comidos?.
Porque yo me niego a los monocultivos de arcillas tanto como a los monocultivos de turismo rural. Me niego a convertirme en un actor de parque temático, parques con los que juegan las administraciones, engañando al ciudadano-habitante y al ciudadano-visitante. Vaya “cascadura” de vida. Todo el día con el tambor colgado y el cachirulo en la cabeza.
Lo importante de este sector es la gestión, la gestión del territorio, lo que no se vende ni se ve. Las innovaciones en agricultura y ganadería han hecho que territorios de interior sean meros resquicios inviables, pero existen posibilidades de gestión medioambiental, de agricultura y ganadería de calidad, como mantenimiento de un paisaje cultural, el nuestro, nuestra herencia, nada más y nada menos.
Nuestro pensamiento urbanita hace que se vea eso como un territorio de “subvencionados”. Pero, ¿no es menos subvencionada una empresa en un medio urbano con buenas comunicaciones?, ¿no es menos subvencionada una ciudad que con la excusa de agua de calidad recrece lo que haga falta (pues somos más votos)?, ¿no es menos subvencionado una recalificación a lo bestia para hacer exponabos y expogaitas insostenibles? Lo de vivir subvencionado sería muy relativo, y discutible, en todo caso.
Culturalmente, la vida que hizo que esos pueblos nacieran ha muerto hace décadas. Muchos pueblos viven su agonía lo mejor que pueden. Pero me resisto a creer que quieran desaparecer, y merecen infinito respeto y apoyo en esa resistencia, pues tienen todo el derecho del mundo a hacerlo y, quién sabe, a conseguirlo. La propia Constitución nos dice que debe de haber un tratamiento específico a zonas de montaña. ¿En serio lo ha habido alguna vez?. Porque algunos urbanitas vuelven a hablar de ciudadanos subvencionados poniendo como ejemplo el programa Leader. Migajillas, al fin al cabo, no se equivoquen. Cualquier kilómetro de autovía, cualquier polígono de tres al cuarto, cualquier recalificación a la carta supone tanto como un Leader, o dos, o tres…
Las comarcas y sus cabeceras responden a estas visiones colonialistas, urbanitas, copiando modelos. Sólo hay que salir a la calle y preguntar. Cualquier zaragozano prefiere que pongan el macrovertedero de SAICA en Azaila que en cualquier pueblo del Pirineo. Y claro, ahí nos encontramos también el desconocimiento de los valores naturales de nuestra tierra, denostada por sus propios habitantes, cansados de verla. Por no hablar del efecto llamada que plomos, chatarreras y cementeras nos van a traer a estos secanos. Ya traerán agua del Ebro, si, pero para traernos más escoria al Teruel del superávit medioambiental.
Somos un sector poderoso. Gestionamos el territorio, y debemos reclamar su buen uso, su ordenación lógica. Al parecer los poderosos tienen claro para qué utilizarnos. Al parecer nuestros políticos viven gozosos en otros siglos, aferrados en Babia. En nuestra mano está, al menos, alzar la voz para impedirlo.
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manuel salvador calvo -