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EL MESTIZO. poesía, opinión; sociología grotesca

Viva Danesia

Viva Danesia

Los aburridos psicoanalistas, los psicólogos infantiles e infantiloides, pronto propondrán un nuevo trastorno del siglo XXI, el trastorno del Post-Tour. Ese que sufrimos los sufrientes seguidores bicicliteros cuando termina el Tour con la foto del ganador enmarcada con el Arco del Triunfo.

 

Volveremos al verano caluroso de siesta y cerveza fría, comentando las mejores jugadas de los Alpes, las volatas encarnizadas a 70 y 80 km/h, la última polémica de dopaje, y este año, como en los últimos cuatro, la victoria de un español en París. Me quedo con el amarillo de Contador, con la bajada de humitos de Amstrong, con los ataques a muerte de los hermanos schelk (o como se ponga, no quiero ni buscarlo por google), el triunfo de Gárate en el Mont Ventoux... Y por supuesto las palabras de Sastre, y su último ataque en los Alpes, antes de caer rendido... Bravo por tí Carlos.

 

Contador nos dio una alegría a los aficionados. No todo van a ser penas. Al final nos refugiamos en esos triunfos, que nunca serán nuestros, como antídoto a la tristeza, a la tristeza, en nuestro caso, de ver quemarse los montes del Teruel interior.

 

Y en esta piel de toro, tanto las tristezas como las alegrías tienen algo de surrealista. Porque surrealista fue ver cómo sonaba el himno Danés mientras ondeaba la bandera española.

 

Y esto me recuerda a la anécdota que le sucedió a Ernesto Jartillo en uno de sus viajes por la España profunda: Estando un grupo de intercambió Danés en un bar de un pueblo, un paisano preguntó al camarero que quién eran esos tipos. El camarero le contestó que eran Daneses. Tras un breve instante de reflexión, le volvió a preguntar al camarero: "¿y los daneses, de dónde son?". El camarero, consultando su enciclopedia mental le contestó: "Pues de Danesia, de dónde cojones van a ser".

 

Pues eso, ande o no ande... VIVA DANESIA

 

 

 

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