Bajo Aragón y Comarca
Destrozar la historia y la unidad económica de una entidad social centenaria en cinco taifas tiene sus peligros. Ahora se ven con las vacas flacas. Y espera.
El Bajo Aragón convierte las potencialidades en una suerte de burocracia unilateral impulsada por servicios demasiado administrativos y poco técnicos. Asiente el grupo de gobierno y pierde la ciudadanía. La suerte está de su lado. La apática ciudadanía no quiere problemas, bastantes tiene, y miran hacia el otro “costau” mientras cada pleno les cuesta un millón (literal). La publicidad y propaganda se paga; los medios callan (deja, deja). Los consejeros son todos (y nada) y prefieren pasar por el bien de sus estructuras y sus “directrices”. Todos lloran entre bambalinas. Todos callan. Todos asienten. Todos cobran. Quedan 6 meses. Aguanten y ganaremos. Que así perdemos todos. No pasa nada.
Víctor Guíu, poeta
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