Instrucciones para la presentación de un libro (por Sergio Grao)
Sirvan éstas instrucciones para presentador, autor, editor, autoridades, familiares, allegados, amigos y despistados.
- Familiarizarse con el lugar de dicha presentación. Normalmente suele ser un sitio solemne, aséptico y difícil de sentir. Tenéis que estar un rato ahí dentro y hay que hacer de tripas corazón. Si al entrar a dicho espacio os habéis sentido como en casa, obviar con cariño esta soberana gilipollez.
- Prestar atención a lo que se diga, a lo que no se diga y a todo lo que veáis. Quién sabe si un día, en un futuro no muy lejano, os podrá servir en vuestra vida o en la de vuestros seres queridos. Las cosas importantes son importantes siempre, así que al loro y a no perder ripio.
- Aplaudir cuando proceda y si en un atisbo de espontaneidad aplaudís cuando no procede, seguid, continuad sin miedo y con la cabeza bien alta. En peores bretes os habréis visto y de todo se sale airoso.
- No interrumpir nunca a los ponentes. Los ruegos y preguntas al final. Si la interrupción es totalmente necesaria, que sea para mostrar júbilo y satisfacción. Eso hará brotar el beneplácito de la sala y por consiguiente la autoafirmación. La interrupción con exabruptos y salidas de tono sólo será permitida si la unanimidad es absoluta y clara, aunque probablemente una multitud tiene más números de equivocarse que el propio individuo.
- Mostrar interés y no hacer valoraciones gratuitas por lo bajini. Si empezamos a mezclar temas e inquietudes, mal camino llevamos. Y además está muy mal visto
- En el turno de ruegos y preguntas, nunca permanecer callado y con cara de conejo. Seguro que tenéis el gusanillo de preguntar, afirmar o contradecir. Fuera miedos. Lo peor de la duda es quedarse con ella.
- Cuando acabe el acto, levantarse con calma y formar los corrillos correspondientes. Abrazos, sonrisas y golpes en la espalda siempre son bien recibidos.
- Buscar el bar más cercano para celebrar, honrar y bendecir. Cervezas y vermús como norma habitual. El vino siempre queda un poco más cool. De picar lo que haya, tampoco hay que ponerse exquisito.
- Si de verdad han quedado satisfechos con la presentación y sus circunstancias, salir en cuanto puedan hacia su librería habitual para comprar el libro. Hoy en día librería habitual parece una sinestesia. Si así lo fuera, otro gallo nos cantaría.
- Leer el libro. Como decía el gran Leonard Cohen, primero tomamos Manhattan y después ya tomaremos Berlín.
Sergio Grao Palos
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