ALBARRACÍN LIBRE Y SOBERANO. PARTE 2.
Las tropas españolas con el principe al mando han llegado a las puertas de Gea de Albarracín. El alcalde y un grupo de emboladores de Cantavieja (que estaban allí en casa de unos amigos) les han hecho retroceder. Por lo visto son fiestas en Gea y el alcalde les ha dicho “tengamos la fiesta en paz”. Ante la amenaza del uso de la violencia por parte de los emboladores el ejército ha tenido que retroceder a Cella, donde han montao un campamento improvisado. Por su parte, los Cellanos le han dicho al príncipe que a comer de gorra que se vayan a Teruel, que para eso es la capital y que siempre les andan jodiendo.
La tensión en las calles de los pueblos de la sierra se va calmando poco a poco. Entre las numerosas peticiones para organizar el nuevo estado un grupo numeroso de mujeres de acción católica han reclamado la vuelta inmediata del obispo desde Teruel a su sede “primera y principal” en Albarracín Distrito Federal. Ante la negativa del obispo han amenazado con declarar toda la sierra musulmana, salvo diez o doce familias que han apostado fuerte por convertirse al judaísmo para revitalizar la economía.
En declaraciones a ABC José Antonio Azagra (de los Azagra de toda la vida) reclama su derecho dinástico para convertirse en José Antonio I de Albarracín. José Antonio es un antiguo trabajador cervecero que lleva más de dos años en el paro y al que se le está acabando la ayuda de 400 euros. Reunidos los políticos de la sierra y los miembros del Comité Revolucionario en la Casa de la Comunidad en Tramacastilla, no ha trascendido qué opción política triunfará, si la Monarquía Parlamentaria o la República Federal. Porque en una de las muchas intervenciones el alcalde de Tramascastilla, junto al alcalde de Bronchales, reclaman para sí una hacienda propia y el más alto grado de autonomía política dentro del estado de Albarracín.
Un pastor de El Vallecillo que se encontraba por allí comentaba a los corresponsales extranjeros de “El País”: “mientras haya corderos les pueden dar por el culo a los españoles”.
Ante tanta discusión política el comandante en jefe de las tropas serranas declaraba al Heraldo de Albarracín: “Ya podéis iros poniendo de acuerdo pronto que yo tengo muchisma faena”.
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