De entre todas las mañanas
elijo las de la niebla.
Me escudo tras la ventanay
veo pasar las horas.
Entre tanto, se comenta
que la tarde será terca.
Y de mis dedos
aún el frío.
Me muerdo las uñas
y distingo el campo yermo
con los ojos cerrados
que mi bruma acerca.
De entre todas las mañanas
elijo el beso
que tú me das al despertar
en mi cálido lecho.
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