Ediciones Fragolino (Sergio Grao) y "Poesía Líquida"
Fuente: http://www.diariodeteruel.es/noticia/64393/el-alcanizano-sergio-grao-pone-en-marcha-su-sueno-editorial
"Fragolino no es ni un negocio ni una afición. Es sencillamente mi sueño". El sueño de un alcañizano, lector ávido, amante de la poesía y de las cosas pequeñas y bien hechas.
"Fragolino no es ni un negocio ni una afición. Es sencillamente mi sueño". El sueño de un alcañizano, lector ávido, amante de la poesía y de las cosas pequeñas y bien hechas. Con la presentación la pasada semana del poemario Poesía líquida, de Víctor Guíu, echó a andar la editorial Fragolino, un proyecto personal de Sergio Grao que no aspira a inundar de libros el mercado, sino a "publicar aquello que me guste" y dirigirse a un público selectivo, exigente y apartado de las convenciones.
Ediciones Fragolino viene gestándose desde hace más de diez años y por fin Grao ha sacado el tiempo que le hacía falta para ponerlo en marcha. Se estructurará a través de una doble línea, dedicada por un lado a la poesía (Colección Tris di Primi) y a lo que el turolense denomina "cosas diferentes" (Colección Radicchio). Por tal cosa Sergio Grao entiende "prosa poética, dietarios, diarios, ensayos, aforismos... los típicos libros que son complicados de colocar en los estantes de una librería".
Sergio Grao se define como un lector ávido y curioso, aficionado a la investigación y en permanente huida "de lo fácil". Quizá por eso renuncia de entrada a la publicación de novelas, "principalmente porque es un género que apenas leo". "Me cuesta mucho meterme dentro de una novela y generalmente me suelen aburrir. Siempre hay excepciones, aunque fácilmente hará diez años que no leo una novela", asegura el alcañizano.
En su cartera de autores, por el momento, hay dos escritores bajoaragoneses y dos zaragozanos, aunque no se cierra ninguna puerta. "Tengo contacto con gente de todo el país e incluso con gente de Argentina, Chile y México, donde la poesía está viviendo un auténtico boom y se están haciendo cosas realmente bellas", explica.
El primer escritor en publicar bajo el sello Fragolino ha sido el poeta hijarano Víctor Guíu, porque es un gran amigo personal y porque "su poesía tiene ese toque especial que hace que se te remuevan los sentidos y su lectura te transporta, te mece y te hace pensar más allá". Según Grao, "Guíu requiere el esfuerzo mental que me gustaría que tuvieran todas mis publicaciones. Para que la lectura no se quede en el papel sino que vaya mucho más allá... a otros mundos y a otras perspectivas".
De Alcañiz a Barcelona
Sergio Grao emigró de Alcañiz a Barcelona por "las ganas de descubrir cosas nuevas, por el trabajo y por la inquietud cultural". Actualmente dirige el Hotel Zenit de la ciudad condal, pero conserva a toda su familia y amigos en Alcañiz, Albalate del Arzobispo o Teruel y no pierde la oportunidad de participar en cualquier iniciativa cultural en la provincia turolense.
Y aunque profesionalmente siempre se ha dedicado a la hostelería, desde siempre ha estado vinculado a la literatura. Como escritor ha publicado Pequeño diccionario de los ismos (una visión sesgada) (Cordelería Ilustrada) y Tokyo-Barcelona-Albalate (Comuniter), ambos en 2012, participó en el libro colectivo Con nuestra propia voz... Miscelánea de poetas bajoaragoneses (Centro de Estudios Bajo Martín, 2004) y colabora con medios escritos y radiofónicos.
En el mundo editorial ha estado vinculado a las editoriales cartoneras Zapaticos Rotos Macrocartonera y Ediciones Cordelería Ilustrada. "Ambos proyectos intentan acercar la literatura a todo el mundo, basándose en el reciclaje, el ahorro de costes e imprimiendo un cariño supremo en cada proyecto que emprenden", explica Sergio Grao.
Amor al arte
Cariño supremo es lo que destilarán las publicaciones de Fragolino, editorial a la que no mueve ningún impulso comercial: "No tengo ninguna otra pretensión más allá de ir publicando poco a poco aquello que me guste. Lo único que quiero es poder recuperar la inversión de cada libro para poder sacar el siguiente. Ni más ni menos", asegura.
De hecho el editor está convencido de que "es prácticamente imposible ganar dinero para una editorial minúscula y que además no toca un género como la novela". "Además, si trabajas en los márgenes, autodistribuyéndote, es un poco más difícil llegar a todos los sitios donde te gustaría estar, pero a base de empeño estoy seguro de que llegaré a los lugares donde quiero que estén mis libros".
Horrorizado ante la literatura de masas, Sergio Grao asegura que fenómenos editoriales como 50 sombras de Grey, por citar uno de los más recientes, "se han convertido en productos de marketing y podríamos decir que han dejado de ser literatura". "Me asusta y me preocupa bastante que haya gente que no haya cogido un libro en su vida y que lo único que haya leído sea 50 Sombras de Grey o Harry Potter".
En opinión del turolense, en España se publica demasiado para tan pocos lectores como existen. "Seguro que hay docenas de editoriales que tienen cajas y cajas de libros llenas de polvo en los trasteros de sus casas, ahogados ante las novedades, bestsellers, el e-book y la red".
Otro de los fenómenos literarios de moda, la autoedición, es sin embargo "necesario, legítimo y valiente" en opinión de Grao. "Estamos en una época en la cual la red nos ofrece unas posibilidades infinitas, donde todo es más sencillo, más barato y tiene más repercusión". En ese sentido, Sergio Grao afirma que "la autoedición siempre ha existido y siempre existirá. Es un grito de inconformismo revolucionario. Y esas dos palabras me gustan mucho".
Por el momento Fragolino es una pequeña familia en la que Sergio Grao es el patriarca y Poesía líquida el primer retoño. Pero promete esparcir su semilla, una semilla basada en el cariño por la literatura especial, cuidada y poco convencional, y estar presente en cuantas actividades culturales se presenten.
Por lo pronto, Ediciones Fragolino estará el próximo 20 de junio en el Festival Quema de Artistas, que se desarrollará en Valderrobres y Beceite con varias actividades relacionadas con la poesía rematadas por un concierto de Carmen París.
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