CALIBOS DE SANGRE
CENIZAS (calibos de sangre) “Las cenizas son los restos. Son etéreos resquicios de lo que fue. Así son los poemas que parten del vacío. Son instantes atroces. Son vivencias que consumen como el fuego la esperanza. La ceniza supone en sí el poema. Ese desgarro que lo llena todo en un momento, y que muere irremediablemente hasta el próximo desgarro, que consumirá otro retazo de ilusión. Las cenizas reclaman también su existencia como rescoldo. En una sociedad donde todo son restos de hipócritas y de falsedad, la poesía reclama un espacio, un halo de aire, aunque insano, aire al fin y al cabo. La ceniza es la poesía que sale de dentro. No del corazón, ni de la cabeza, sale del nudo que a muchos se nos forma en el estómago sólo por seguir viviendo sin derrotero claro, bandeando como el barco sin rumbo. Quiero compartir mis cenizas. Que huyan mis pensamientos por chamineras espaldadas. Aunque sea tan sólo el abismo de lo inmediato. Evocar un nudo en el estómago del lector. Quiero ser boca de la desesperanza, inquietud suprema del viajero iluso, que no encuentra sino curvas sin destino, sino bosques en llamas, que se apagan y vuelven al hilo fino de la perdición, en la cual andamos sin lunas oscuras que nos guíen.”
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