El José
El pasado fin de semana, mientras estábamos en la playa con los amigos, nos enteramos de una noticia triste. El tío José, el Prisco, había muerto en Híjar...
Ya andaba algunos años fastidiao, pero nunca te esperas estas noticias.
Para aquellos que leen estas líneas y no lo conozcan, decir que un hombre mayor, enfermo, haya muerto, no les dirá gran cosa. Pero el José fue algo más. El José mantuvo una de las tradiciones por las que es conocida Híjar, los "Rosarieros Despertadores". Porque, por mucho intelectual, investigador y gestor público y de nuestra semana santa que haya tenido Híjar, pocos han arrimado el hombro y han dado toda una vida para que una tradición como esta no se pierda. Recuerdo ahora la muerte del Tío Jorge, el entrañable hombre que nos enseñó a tantos a desfilar con los alabarderos. Ahora con José se nos va una parte importantísima de nuestra historia, algo que nos daba una visión genuina de las cosas.
Cuando yo tenía 15 años, junto con un amigo, contactamos con José, que nos abrió las puertas de una cofradía, la de la Virgen del Rosario, cerrada durante décadas a nuevas incorporaciones. José no sólo nos enseñó las coplas del Rosario. Nos enseñó decenas de jotas, de canciones, de dichos, de historias de la vida... Nos enseñó a tratar con un grupo de ancianos que todo lo veían por imposible. Más de 15 años después, y aunque yo no esté presente en el grupo como antes, todo ha cambiado. Y cambió gracias a él, que se enfrentó a la ignorancia y a la gilipollez reinante de muchos de aquellos ancianos, que preferían ver morir la tradición a que se adaptara a los tiempos. Unos años después, tras andar con ellos con nuestra cara de adolescentes convencimos a otros muchos, entre ellos a José Antonio, su hijo, amigo de mil canciones y juergas nocturnas y diurnas. También fueron entrando las mujeres (en otros sitios no lo han logrado todavía), con Isaura a la cabeza, como siempre... Discutimos mil veces, pero siempre respetaba nuestra ideología, bueno, siempre respetó la mía, incluso enfrentándose a sus propios amigos y compañeros de viaje rosariero.
El José fue un referente más en muchas aspectos de mi vida. Nunca me pidió que callara, o que no cantara esto o aquello, siempre respetó el trabajo incansable que hice para que su trabajo no se fuera a la mierda, para que los Despertadores siguieran cantando y deambulando por las calles de Híjar como siglos ha. El José, con su temperamento, me respetó y me quiso.
Descansa en paz, que no te faltarán jotas que escuchar a tu salud, allí donde estés...
1 comentario
Uno -
Es lo que no se ve ni se vio, pero es lo que salvo a los Rosarieros.