La elegancia
Si alguien ha vuelto a ser protagonista en el mundo del ciclismo esta última semana este ha sido Fabian Cancellara.
Un fuera de serie. La elegancia encima de la bici. Una máquina de fortaleza difícil de igualar.
A los seguidores españoles de cualquier deporte, que no son aficionados, sino más bien forofos de sofá y siesta, les parecerá poco quedar tercero (jugándose el tipo en las últimas curvas, que la medalla de plata la tenía segura) en el mundial contrarreloj y disputar el sprint a Cavendish y compañía en el mundial en ruta. Quedó cuarto, por el foto finish, pero yo ya levantaba las manos en mi casa viendo que ese ciclista con nombre de cantante italiano luchaba otra vez con la bandera de suiza a sus espaldas.
A los españoles les sabe a poco el puesto de Freire, que se la jugó y obtuvo un meritorio noveno puesto. O la gran machada de Lastras vuelta tras vuelta.
Es el sino de este país, que cree que es el mejor del mundo en todo pero sólo cuando gana. Y se olvida de los suyos, los desprestigia e insulta aún cuando hacen meritorios puestos.
Luego están las políticas deportivas, que imitan ese forofismo, o la futbolcracia asquerosa.
Se acabó la temporada. Ahora esperaremos acontecimientos. A que se resuelva el asunto de Contador y a que a Mosquera no le sigan martirizando como si fuera un delincuente. Que manda huevos (SOLUCIÓN YA).
Mientras tanto estemos atentos al Tour de Francia cartonero escrito por Víctor Guíu (¿Yo?). POesía y ciclismo, recuerden.
Bravo por el deporte más acojonante del mundo.
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(Foto: Wikipedia)
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