Las dos (o más) caras de la función pública
No eran ni las diez de la mañana y uno ya ha sufrido en sus carnes las mil aristas de la función pública.
A las nueve una funcionara correcta, amabilísima, preocupada y profesional. Una endocrina que recibía a su "nuevo" paciente con interés, como antaño. De esas veces que sales del médico y dices que enarbolarías la bandera de lo Público hasta el espacio.
A las nueve y media un funcionario joven, con cara de listo y enteradillo, de esos de mucho powerpoint y fíjate tú. Dos o tres compañeras en la Junta de Distrito, en la antigua Estación del Norte, bostezaban esperando la hora del café y sólo un chino esperaba.
La función del funcionario joven, ese con cara de listo y enteradillo por haber aprobado (quién sabe cómo) un exámen, era hacerme un papelico del padrón. Nada de particular, rellenar un formulario y hacer o cotejar dos fotocopias de DNI. Nadie esperaba, salvo el chino, insisto. EL funcionario joven, el enteradillo, el que con sólo cinco minutos de su tiempo hubiera hecho la gestión, nos dice que llamemos al 010 para pedir cita. Es decir, que llamemos al 010 para pedir una cita de cinco minutos para una cosa que podía haber hecho él en esos cinco minutos que nos ha atendido. El cabrón me ha cogido a "contrapelo". A otras horas y con otras ganas se hubiera ganao un... Falta de reflejos, quizás. Una de sus compañeras hacía las maletas (perdón, la bolsa) para ir a echar el café-cigarrico.
Sale uno con ganas de pegar fuego el Ayuntamiento.
En el coche escuchaba la radio, y aún con la resaca de la muerte del franquista muerto el domingo, el mentiroso de Rajoy (miembro del partido único ppsoe) ejercía de tópico gallego con el rollo del IVA y el Venía. Que no ahora pero quién sabe dónde, cuándo y cómo. Pero que sí pero que no. En inútil de Aznar hablaba en otro tono de la economía y el sinvergüenza de Zapatero no sé qué otras chorradas decía, mientras a Cayo Lara parece que lo único que le importa es la puta memoria histórica.
Y es que las caras de lo público son muchas. Y si los inútiles que se encargan de la gestión controlaran y ejercieran la inspección a tipos "listillos y enteradillos" como el que me tocó la segunda vez que utilizaba el servicio público en el día, otro gallo cantaría, y nos quedaríamos con la cara amable de la primera funcionaria de Salud. Conclusión: todo es más fácil de lo que parece, y hay herramientas para ello. Pero es más fácil tirarse los trastos y aprovecharse de las circunstancias para revolverse en su propia mierda.
Ya ven, mala hostia que se le pone a uno.
........
1 comentario
Manuel Morera -
Salud Vitorino