El miedo de las ardillas
(29 de Marzo)
Ayer miércoles fue un día intenso. Por la mañana Torrelongares y los jóvenes escritores (hasta que dejemos de serlo; jóvenes, escritores, o las dos cosas tanto monta). Buena faena la de Saldaña y Montalbán. Dos orejas y rabo, con un par. Por la noche presentación Cordelera, rodeado de amigos, de poesía y de pequeña-gran literatura.
Me levanto temprano. Tengo que llevar a mi hermano Sergio al tren. Se vuelve temprano a Madrid, a trabajar. A Sergio lo quiero mucho, él lo sabe. Por un momento le iba a meter la brasa con lo de la huelga, pero él es listo. Que haga lo que quiera.
Pienso en el yo y en el todos. En el nosotros y el vosotros. También en el cierzo que barre y la niebla que empapa. En la familia y amigos, sobre todo en estos últimos, o en los dos. En aquellos que ven los toros pero sin recortar. Que anuncian pero no venden. El que juega a la opinión, a la crítica, al cambio y al progreso. Porque como la puta de rey, no sólo debe ser puta, sino parecerlo. Pero por no hacer mala sangre acudo a los territorios comunes de la incoherencia para que no afecte a mis ánimos alicaídos, aunque te den ganas de…
Tampoco leeré hoy a algún amigo al que quiero y respeto. Prefiero hacer huelga de ojos caídos en los facebooks y otros misterios de la visceralidad. Al final los supuestos ciudadanos deambulamos por el mundo cargados de tópicos y somos abríos con orejeras, sin más camino que aquel que el tonto sigue, aunque se acabe.
La mayoría ciudadana no es patrimonio de nadie y nadie la vigila.
Un idiota con una bandera nazi-comunista me mira y no sabe quién soy, qué hago, qué pienso ni a dónde voy. Es parte del grupo y se siente seguro. Ni siquiera acierta a ver la tricolor que cuelga de mi espejo retrovisor. – NI falta que hace- pienso yo.
Vuelvo a pensar. En todos los cobardes que se agazapan echando a los cocos a los sindicatos. A mí tampoco me representan, me digo, pero estoy harto de aquellos cobardes que buscan así la excusa perfecta pa no hacer nada. El miedo que tienen, supongo.
Como también peco de alparcero me doy una vuelta por un polígono. Normalidad absoluta. Calles con cafés abiertos y furgonetas al tajo.
Manuel me mira con ojos de dormido. Y piensa en sus cosas agarrándose los calcetines y dirigiendo sus gestos a un aire que pasa hoy y que volverá mañana.
Dan ganas de quemar los gestos, miradas y traiciones de sinvergüenzas con cara de Rubalcabas, Rajoys, Marcelinos, Membrados, Alcaldes, Bones, Trinidades, Sorayas, Bieles, Fátimas, Cascos, Zapateros, Borbones, , … No lo descarto… algún día.
Es todavía pronto. No son ni las nueve. Me quedo despierto mirando por la ventana mientras espero a los pequeños para irnos al parque o a jugar a la calle y airearnos.
Un diez a los piquetes. Ya vale de tonterías y de miedos. Y de demagogia. Sean informativos o no. Como si el votante fuera informado. Asturias y Andalucía son buena muestra. PP-PSOE son mayoría, con sus bisagras. Son los que nos han llevado a esto. Algún forofo le hace la huelga a estos y a los otros no. Otros somos más constantes, no somos idiotas.
Luego vendrán los cobardes con las frases de siempre. Y cuando les manden a escaparrar con ocho días de baja te vendrán con la frase de “tú que sabes de esto”, “tú que conoces a fulanito”. Será el momento de recordar a algunos dónde estaban en las huelgas, en las manifestaciones o en las protestas (que formas hay de hacerlas). Pero, ¿qué haces?. En fin..
Si la huelga, por el miedo, ha sido algo escasa, sin embargo la tarde está llena. Llena de hartazgo y de mala hostia. Contra el partido único PPSOE. Me entran ganas de partirle la cara a algún alto cargo pseudosocialista, pero dejemos la fiesta en paz. Son idiotas y vitorean lo que ellos hubieran hecho si hubieran ganado. Pero mi buen amigo Juan me dice que el mensaje es único, no hay que dispersar, y la cosa es clara. A mí, al menos, me lo parece. No me gusta que me jodan unos cuantos HPs, sean capullos, tartamecos o gaviotas.
Y me pongo a escribir una línea tras otra, pensando. Pocos me leerán, ya menos todavía les importará, de eso cada día estoy más seguro. Como seguro estoy en que me levanto mañana tras mañana en un país de mierda que camina hacia la inmensidad de la inopia enfrentado con carros de Helios, tirando soles redondos y sin sentido.
Por Víctor Guíu.
1 comentario
manolo el pito -
Doy siempre mi opinión, doy la cara, o eso creo, pero es cierto que muchas veces pienso que a nadie le importa lo que yo tenga que decir.
Creo que tengo conciencia social y política, y ésta es la que me hace opinar buscándome más enemigos que amigos. Quizás sea un hipócrita, como casi todos, creyendo que doy la cara siempre.
Sin embargo, algo me hace ser así, opinar cuando nadie me lo pide, hablar de lo que veo y no me gusta, seguramente estaría más tranquilo si tuviera la boca cerrada pero seguro que mi estómago y mi cabeza reventarían para no dejarme seguir sufriendo.
Somos así Víctor, y no creo que nada ni nadie nos pueda cambiar.
Salud. Manolo el pito.