Y sin embargo, les votan
A la partitocracia española le gusta su poder de siglos porque nunca lo han perdido.
A la partitocracia de la gaviota, junto al Padre, le vienen bien los partitocratas socia-listos. Se reparten dividendos (los de todos), puestos y asesores. Y viceversa.
A la partitocracia del agua fría española le importan poco autónomos, obreros o parados mientras ganen (ellos claro). A la partitocracia del agua tibia (y a alguna del agua caliente) tampoco. Y viceversa.
Ganar es el único objetivo. Aquí todo cristo desmantela y desahucia el estado de su bienestar para que el bienestar siga siendo de los mismos. Empezó un tonto de Valladolid, le siguió otro tonto de León y, puestos a no decir ni sí ni no un modorro de más allá. Igual da. Mientras tanto los desarrapados y los de la clase media vemos (o veíamos) el panorama “tocando la lira”
A la partitocracia española de rancio abolengo todo lo social le suena a beneficencia. Ahora en vez de “la Collares” pasean a la reina, a princesas y añoran volver a la época de rastrillo y beata con el pelo cardado –al estilo de la Castellana-. Muy “Cándido” ello, y sin nombrar ningún imperio austro-húngaro.
Esa misma partitocracia que si no comulgas con ella eres de los otros (ya saben, el forofismo español) es contraria a la pancarta y la manifa, pero es capaz de sacar un millón de supuestos beatos a la calle para protestar por el matrimonio marica (sí, que son maricas y pecadores). Son capaces de ir a ver al Vicario de Cristo en la Tierra, uno de los gobernantes más ineptos e impresentables del mundo, y en contraprestación, supongo, les coloca a los Reyes Magos en su cortijo del sur.
A la España cainita le crecen demasiado los enanos. El PP-SOE se lo ha montao de cojón estos últimos 30 años. Los “listos” del nacionalismo cavernario –en el sentido peyorativo de la palabra- han sabido rebuscar entre la basura (que le pregunten a Biel). Así siguen todos mandando, mangonean en sus audis por “la filosa” y desparraman su dignidad porque el sistema es así, porque así lo han montao ellos para perpetuar su especie de parasitismos.
A la partitocracia de centro, lateral izquierdo, extremo derecha y media punta periférica le importa poco los medios. Sólo tienen un fin: mentir, manipular, ¿delinquir? y perpetuar el cortijo.
Parafraseando a Galileo, lo más triste es que “… y sin embargo, les votan”.
Por Víctor Guíu Aguilar, El Mestizo
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