Septiembres
Ojito si descubres un billete de cinco euros perdido en el pantalón que llevaste el último mes de Mayo. Ojito si el descubrimiento se convierte en sonrisa. Ya tengo para tomar el café esta semana después de llevar los niños al cole. Ojito. Puede ser un síntoma más de tu decadencia.
Adaptaos padres del mundo. Los niños pequeños necesitan adaptación. Lo dicen los pedagogos y pedagogas de este universo paralelo. Ellos saben más que tú. Tú no sabes nada, triste de ti, que hablas desde el desconocimiento absoluto de la vida. Hay que ser solidario con los hombres y mujeres que educarán a tu hijo. Llama a los abuelos. Que vengan del pueblo de Soria o de Burgos. O de Bilbao, si hace falta. Queda con los vecinos. Socialízate, pide un favor a ese padre-de-niño-compañero-de-tu-hijo que espera contigo “a las cinco de la tarde”. Cógete semana y media de vacaciones. Respira, descansa y mira al mundo con una sonrisa. No seas idiota. Ni cascarrabias. El mundo te lo agradecerá.
Empieza el futbol escolar. Los padres ya están contentos y afilan sus lenguas contra árbitros, entrenadores, presidentes y esos malísimos jugadores mimados que el idiota de tu hijo llama (jajajaja) “amigos”.
No me hables de castas ni de pollas. No se libran ni los nuevos popes más idolatrados. Visto lo visto seguiré votando al menos malo.
En mi pueblo en Septiembre empieza el invierno. En el de mi mujer, realmente, casi se hiberna cuando acaban las fiestas de Agosto… hasta el Julio del año siguiente. Y no hay FEADER que lo remedie.
No pienso hablar ni de toros ni de Tordesillas.
Historia real: funcionario x, póngase camiseta verde los miércoles de guardar, pero pídele al interino de turno que te haga lo que no has hecho tú estas primeras semanas de septiembre. Son los menos. Menos mal.
Borrarse del Facebook es bastante más complicado que hacerlo de la Iglesia; un acto de fe. Es igual, no creo que nadie me necesite.
Me gustaría saber cuánta gente lee esta columna. No por nada, por saberlo. Por alcahuetería pura y dura. Aunque lo que más me gustaría saber es si verdaderamente valen la pena estas letras. Quizás sólo sirva para que, si me presentase algún día por algún partido (por otro de los que no me haya presentado, quiero decir) una legión de becarios se apodere de mi alma diciendo lo pérfido e incoherente que soy. Pero eso ya lo sé yo, que no se molesten. Sin más. No por nada, porque lo sepan
7 comentarios
Sobrino -
Un abrazo
susana -
manoloelpito -
Salú.
Sergio Grao -
Lola -
Manuel -
Merche -