EL INFIERNO DE LOS POETAS
Los poetas no van al cielo, es más, no creen en el cielo. El cielo es algo inventado que nunca se ha sabido dónde está. Le pasa algo parecido al infierno, pero este se nos muestra más cercano, más real, más tangible... El infierno son los momentos difíciles de la vida, de la ilusión, del desespero.
Cuando al Papa Juan Pablo II le dio por decir que eso del infierno era una patraña, me acordaba del sufrimiento, de la violencia, de las guerras... Qué mejor infierno. El mundo sólo ofrece frustación, desesperanza. Y nosotros somos privilegiados.
Y aún así, hasta los habitantes intrascendentes, conformistas, del primer mundo, tenemos nuestros infiernos particulares.
Quizás el infierno de los poetas sea el mero hecho de ser poetas. La poesía, desgasta, mata, se mete en los adentros de las personas que profesan su religión. En el mundo de lo individual, del dinero, del conformismo, escribir es como morir en vida. El poeta abre su pecho, su corazón, su cabeza, y la escribe en forma de versos, en forma de vida, al infinito. A través de un libro, de una nota, de un poema de amor, de un blog... El poeta se muestra tal cual, para aquellos que quieren saber quién es. Y a veces el poeta enamora, atrae... Debe de ser otra maldición, porque a veces esto amarga más que un dulce (que se lo pregunten a los poetas diabéticos).
Porque la eterna misión del poeta errante es buscar, buscar entre la vida aquello que siempre busca. Pero un poeta ofrece cabeza y corazón. Poco más puede ofrecer. Y en un mundo de incomprensión generalizada, donde las rebajas son noticia, donde es más importante que se suspenda el Dakar, que Raúl tenga una distensión de ligamento, a que mueran las personas por sus ideas en cualquier rincón del mundo; en ese mundo, en ese mundo siempre habrá sufrimiento interior para que los que no sabemos muy bien cómo coño arreglarlo.
La ilusión del poeta siempre es el amor. Y aún así se sufre, se descontrola. Porque el amor verdadero siempre es el difícil. Porque el amor verdadero es aquel que busca la persona correcta aunque el camino se convierta en una auténtica aventura vital.
Porque el amor y la poesía van de la mano, y todo es complicado. Porque no hay mas sufrimiento que el dolor del amor, el poema del enamorado. Porque ahí es donde el poeta muestra su verdadero infierno. Allí es donde uno se abre al mundo, se abre a la persona que quiere, a la que desea. Y entonces no hay vuelta atrás. Ya está todo vendido. Ya te has vendido. Has vendido tu alma, lo que más quieres, para encontrar en tu regazo la aventura de la vida.
¿Porqué todo es tan complidado?. Seguramente lo hacemos complicado, inexplorable. Pero así son los poemas, versos que quieren ser leídos, que quieren ser comprendidos. Y así es el amor, la mayor virtud del hombre, la que nos atrapa y hiere, nos congela y nos odia a la vez.
No quería escribir las líneas más tristes en este día, pero me lo pide el alma. Porque el mayor infierno es escribir, deconstruir la vida de uno y colgarla en una red de redes, esperando que nadie te huya, que cada uno valore lo que puede dar.
Yo sólo os doy mi vida en forma de letras. Yo no tengo nada sino mis versos. Yo no soy nada, y aún así espero la felicidad, te espero a ti, huyendo del pesado infierno de los poetas.
5 comentarios
Fernando Orihuela -
Mestizo -
Francisco Pinzón Bedoya -
un vaso de vino en honor a esa frase
Mestizo -
Un besico y nos vemos
Cris Nuez -