Las mil y una Europas
Ismaíl Kadaré. ¿Quién coño será ese tipo?. Eso nos preguntamos esta semana muchos españolitos de a pie.
Recordaba el último artículo de Pérez Reverte que había leído, en el cual criticaba toda esa pléyade de intelectualillos que se dedican a poner de moda a algún autor que ellos, de un día para otro, consideraban "imprescindibles". Basta con navegar un poco por internet y dárselas de sabio. Es así de fácil. Hoy por hoy, los jetas campan a sus anchas por los dominios de la cultura. Y esa cultura, la cultura de los chupatintas y los mercachifles, amparada por el poder (si estás conmigo eres un tío guay etc...), es la que triunfa, qué le vamos a hacer. Los que no comulgan con esos poderes mediáticos o no entran al trapo del gilipollismo intelectual en el que ha entrado Europa, pues hacen (o humildemente hacemos), lo que pueden.
Pero no quiero reflexionar sobre eso. Yo no he leído a Kadaré, como a tantos otros. Aunque si que he escuchado al José Luis el Vega en el Bar el Volante. He acompañado a Ernesto Jartillo por lo largo y ancho de Europa. He compartido frases antológicas con el Tirso. He participado en tertulias históricas en el Muscari. He....
Bueno, pues uno ha hecho lo que buenamente ha podido, desde su rincón, descubriendo los infinitos que nos ofrece la sabiduría popular, la culta y la filosofía parda.
Y en esa reflexión andaba yo metido estos días cuando pensaba en las mil y una Europas que existen. La Globalización nos la está dando con queso estas últimas décadas, uniformándonos en torno a unos Grandes Hermanos, las multinacionales del gusto y la estética. Y eso nos impide ver que hay mil formas de entender Europa, mil culturas que forman un acervo común.
Albania la conocíamos por los tópicos y por cuatro chorradas más. El primer recuerdo que yo tengo de ese país es algún partido de fútbol de clasificación para mundiales o eurocopas. Creo recordar que les metieron 9 goles una vez, si no ando equivocado. Sabíamos, como mucho, que su capital era Tirana (Albania, capital, Tirana; así nos aprendíamos antes las capitales que ahora no saben ni situar en el mapa nuestros universitarios, esos que saben inglés y no se cuántas cosas más). Sabíamos, algunos, que tuvo un dictador durante décadas y que era una dictadura que iba más por libre que otras de su entorno.
Y en los últimos años, si hablas de albaneses, es posible que la gente sólo te los sepa relacionar con mafias y ataques con violencia. Así son los medios de prensa de este país. Hipócritas y sensacionalistas. Así nos imponen las visiones de los países, con el interés de la prensa rosa y amarilla.
Pero resulta que Albania es mucho más. Que Albania es también Europa, aunque no lo creamos. Que participa de esa cadena vital de las mil y una Europas, de los mil y un pueblos, de las mil y una posturas de entender la vida. Y aunque el combinado lo bebamos todos con Coca Cola, de momento, todavía hay momentos en los que uno se puede sentir de un sitio, sintiéndose de todos.
Si el Premio Príncipe de Asturias de este año nos enseña eso, las mil y una caras de esta vieja Europa, bienvenido sea Kadaré, y enhorabuena.
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labocamina -