Consolando
Consolando la tarde me pierdo en la siesta,
contemplando el paisaje de sus ojos dormidos y su boca a medio abrir,
como quien busca la leche de los sueños,
la encantadora mirada del futuro,
cuando el futuro es una vacaburra que habla la lengua de Wagner,
y un coro de vecinos y verdulería aclamando la voz...
de los supertacañones.
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