el patín del mono
La escuela ya le va pasando factura a Manuel.
Lejos quedan los "olito pan", los "moícos"... por no hablar de las "lamalasticas" y otras palabras que sonaban a poesía esencial.
No sé si decir que cada día habla mejor o que, sencillamente, cada día habla más parecido a "todos".
Pero aún resisten, numantinamente, algunos palabros que no quieren desaparecer entre la normalidad de nuestra lengua.
La que más nos gusta es "el patín del mono". Nos encanta saber que algo tan soso como un "monopatín" puede convertirse, en la boca de un poeta de tres años, en algo tan grande.
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