la importancia de los nombres
El otro día charraba tranquilamente con un amigo del concepto (equivocado a todas luces) de hablar de la "Corona Catalano-Aragonesa". El compañero me decía que "tampoco hay mayor problema". Sinceramente, en lo que a mi respecta, creo que sí, y mucho. Mucho porque intenta tergiversar de manera política la historia, aunque sólo sea con el nombre. También conocí otras vertientes. De cómo muchos historiadores catalanes siguen utilizando el término correcto y de cómo hay mucho interés político detrás de algunas Universidades de las Cataluñas (que no hay una sola). Las historias y las naciones se construyen, pero claro, el Aragonesismo y el Aragonés de a pie, se siente, de alguna manera, atacado. Todo es una construcción. Si, todo es una construcción social pero, a veces, hay construcciones que tocan mucho las narices, qué os voy a decir, sobre todo si están tergiversadas conscientemente haciendo caso omiso de la ciencia y de los archivos.
Bueno, pues incidiendo una vez más en el problemático aspecto de los nombres, quería reflexionar sobre el "chapurreau". No para significarme en una u otra cosa, sino para que veamos lo inconscientes que solemos ser la gente de un sitio y de otro y lo hipócritas e integristas en lo que nos convertimos. Somos España y aquí siempre se reduce a la versión maniquea de "conmigo" o "contra mí". Dos versiones de gentes de la mal llamada Franja ( a mi ese nombre no me gusta, sobre todo por la utilización político-lingüístico-pancatalanista que hacen algunos de él). Unos denominan a su lengua "chapurreau" (así lo he conocido yo siempre desde niño) y otros "catalán", o "catalán de aragón". En mi opinión, y en esto estoy de acuerdo con la mayoría de los lingüistas, mal que les pese a algunos partidos, lo que se habla en el Aragón Oriental es Catalán. Como suena, con todas sus palabras, catalán. EL Catalán que se habla en Aragón. Pero, por otra parte, ¿tanto problema hay a que el Catalán de Aragón se denomine Chapurreau, o fragatino, o ... lo que cada pueblo quiera nombrar?. Partiendo de esta base, ¿por qué los mismos que denominan a la Corona Aragonesa con ese nombre tan "tocacojones" como "Catalano aragonesa" se ponen tan nerviosos porque algunos llamen al catalán de Aragón "Chapurreau"?.
Quizás, sencillamente, aquel gallo ya se murió...
Reflexiones en voz alta, sin duda. Si las gentes tuviéramos más dedos de frente, discutiéramos, reflexionáramos y valoráramos la historia y la lingüística por encima de la política y el sentimiento, otro gallo nos cantaría.
1 comentario
Roman -
Después en su casa que llame a las cosas como le de la gana pero en leyes, libros de historia y sin olvidar, muy importante, la prensa y los educadores deberían usar los términos que historiadores y filólogos defienden.